EUROPA
PRESS
24 marzo
2019
La
anorgasmia o ausencia de orgasmo: ¿es una enfermedad?
En el cerebro surge una especie de minicrisis epiléptica durante el orgasmo. Concretamente, en
el septum, en la amígdala y en los núcleos talámicos, interviniendo en el proceso una compleja
estructura nerviosa. Otras personas sienten un aumento en su ritmo cardiaco,
respiratorio y de la presión sanguínea.
Para otros, los músculos del cuerpo se tensan con las
contracciones rítmicas de la respuesta orgásmica, pudiendo alcanzar el cuerpo
rigidez en el punto previo al clímax. A veces, también se acompañan de
calambres en manos y pies, y de muecas faciales entre otros.
No obstante, hay personas que presentan una incapacidad para
tener orgasmos de forma recurrente, a pesar de una adecuada excitación con
cualquier tipo de estimulación. El caso es que no sólo ocurre en mujeres,
afecta a ambos sexos, aunque en las féminas es más común y frecuente. En
concreto, sólo a un 0,4% de los varones les ocurre, mientras que en las mujeres
españolas se estima una incidencia del 5 al 40%.
Así lo asegura en una entrevista con Infosalus,
la sexóloga y matrona del Hospital Quirónsalud San
José (Madrid) María Dolores Sierra, quien indica que hay estudios centrados en
la anorgasmia coital que ponen de manifiesto que
entre el 50 y el 75% de las mujeres no alcanzan el orgasmo, aunque sí llegan a
él en otras circunstancias. “Por ello estos datos estadísticos deben ser
puestos en tela de juicio”, precisa.
Para esta enfermera especialista en Ginecología y
Obstetricia, la anorgasmia no es una enfermedad. En
su opinión, se puede considerar una variante o diversidad de la sexualidad,
pudiendo presentarse las demás fases de la respuesta sexual sin anomalías.
Sobre las causas de la anorgasmia,
Sierra apunta que la inmensa mayoría de los casos responden a orígenes
psicogénicos. A la hora de tener un orgasmo, precisa también que la experiencia
y la educación femenina influyen, porque las variaciones en la respuesta
orgásmica de las mujeres pueden situarse desde el extremo de las mujeres que
fantaseando alcanzan el orgasmo sin estimulación física, hasta el de las que
sufren una total inhibición de la expresión orgásmica, pasando por
experimentarla solas o acompañadas con estimulación diversa; tanto al principio
de su experiencia sexual o a lo largo de la misma.
Pero, ¿cómo asegurarse de que se está sintiendo un orgasmo?
La sexóloga y matrona del Hospital Quirónsalud San
José resalta que la detección orgásmica sólo es fiable cuando en esa situación
se aplican instrumentos de alta precisión que detectan las diferentes
variaciones fisiológicas que se producen. “En circunstancias normales
conociendo a la pareja se puede creer que se tiene un orgasmo pero, aun así, no
hay que olvidar que puede simularse”, indica.
En relación con el placer, Sierra dice que el orgasmo es el
culmen de la respuesta sexual, y explica que cuando el conjunto de estímulos,
que pone en marcha la excitación, se mantienen de modo adecuado, el placer
aumentará cuantitativa y cualitativamente produciéndose una oleada de
contracciones en el tercio externo de la vagina, del clítoris en la mujer;
mientras que en el caso del hombre, contracciones rítmicas de la glándula
prostática, las vesículas seminales y los conductos deferentes que, a
intervalos, impulsan el semen hasta la base de la uretra.
Eso sí, la especialista sostiene que el nivel de excitación
y el umbral del orgasmo pueden mantener una relación inversa, de modo que se
puede producir el orgasmo sin excitación intensa, mostrar dificultades, o ser
imposible con excitación y estimulación elevadas.
Además, valora que el orgasmo no es igual en todas las
mujeres, e incluso dentro de la misma mujer tampoco siempre serán iguales los
orgasmos; todo dependerá de la situación psíquica y de las circunstancias. “La
explicación podría atribuirse a la gran influencia de factores psicológicos y
culturales en la facilitación y la inhibición del orgasmo”, añade la enfermera
experta en Ginecología y Obstetricia.
¿Se puede
solucionar la anorgasmia?
“Por supuesto. El tratamiento está indicado incluso en las
pacientes que nunca han experimentado un orgasmo. Son susceptibles del
beneficio de la terapia”, indica Sierra, a la vez que subraya que ésta ha de
dirigirse hacia un concepto racional y no emocional entre el acto sexual y el
orgasmo.
Es más, considera que el objetivo consiste en aumentar la
capacidad de la respuesta total, y ayudar a alcanzar orgasmos más fácilmente,
sin considerar el orgasmo en el coito el criterio de normalidad sexual.
A juicio de la también matrona del Hospital Quirónsalud San José, es interesante observar que en la
terapia sexual las formas más graves de inhibición orgásmica se dejan influir
más fácilmente que las más benignas, de manera que se produce un alto grado de
éxito con pacientes que sufren una ‘disfunción orgásmica absoluta y primaria’,
así denominada cuando no han experimentado ningún orgasmo, aunque hayan tenido
una estimulación adecuada.
“También es raro no conseguir la disminución del umbral del
orgasmo que llevaría a alcanzar el clímax más fácilmente a través de la
terapia. Produciéndose sin embargo una mayor limitación en el éxito cuando se
ha intentado facilitar el orgasmo en el coito en mujeres que lo alcanzan con
otro tipo de relaciones”, agrega.
Según destaca la también sexóloga, lo más significativo de
la anorgasmia es entender que si ésta solo se produce
en la relación coital, y no en el resto de relaciones, la persona refleja una
variante normal de la sexualidad.
“Tener claro esto es esencial porque la incapacidad de
lograr el orgasmo en el coito, sobre todo en mujeres que responden sexualmente
de una manera completa, es decir, que alcanzan el orgasmo de otro modo,
constituye la queja más generalizada que se encuentra en los centros de
tratamiento sexual. Al igual que en el caso de los varones, es frecuente la
consideración de que una relación sexual no es satisfactoria si no se dan las
condiciones para que se produzca una penetración”, sentencia.